En estos momentos me encuentro revisando precisamente mi perfil profesional. Mi red social profesional es Linkedin y en una evidente menor escala, Twitter. Mientras que en la primera si que cuido el mantener un tono profesional, la segunda es una versión más desenfadada.
Creo que la segunda no me ayuda en mi imagen profesional, dado que el mensaje que proyecto a través de mis mensajes no es el más adecuado (al incluir un claro tono político), pero sí me sirve para leer permanentemente a grupos y contactos de interés, motivo por el cual la mantengo.
Linkedin, por su parte, la trato con bastante cariño en cuanto al tipo de mensajes y tono empleado, y no acepto a perfiles desconocidos, limitándome a interactuar con gente con la que he tenido algún tipo de relación personal o profesional y que pueden ser útiles en algún momento de mi futuro.
En relación con la actividad, creo que soy una persona con un perfil organizador muy definido y me cuesta aceptar el que tengo que delegar tareas, pero con el paso del tiempo voy mejorando en dichas funciones. Sí creo que la tarea es indudablemente útil para delegar correctamente.
Entre los proyectos que manejo, actualmente lidero una organización vecinal sin ánimo de lucro y muy continuamente tengo que delegar acciones para evitar cargarme de trabajo. Así es como me he encontrado con casos como delegar en la realización de un presupuesto y que me lo presenten a mano en vez de en un archivo excel, o en otras situaciones como pedir un informe breve de una página y recibir archivos muy bien documentados que justifiquen, por ejemplo, la presentación de una solicitud de subvención.
Un ejemplo de actividad delegable podría ser por ejemplo, el que recientemente hemos recibido un requerimiento administrativo para justificar, por tercera vez, la documentación de una subvención del año 2018, y yo no puedo resolver la situación al no estar físicamente en Madrid. Dado que yo previamente he delegado las funciones en la Junta Directiva de la asociación, personas como el tesorero o la secretaria ya contaban con la documentación preceptiva para poder hacer frente al requerimiento.
La sesión de “Black skills” es la que nos ha permitido reflexionar sobre las malas artes de una persona. Ejemplos como “El arte de la guerra” de Sun Tzu o “El príncipe” de Maquiavelo son perfectos ejemplos.
Entre las claves que me llevo de la sesión es el deber de reconocer la autoría y de que ésta sea reconocida, en nuestro caso; de cómo el estatus se mantiene por la imagen que nos da la comunidad, mientras que la reputación es algo que tenemos que crear; y la importancia del rol en la comunidad, si en un momento dado no eres importante, serás ignorado.
Leyes con las que estoy de acuerdo:
En general, con la mayoría. Creo que son aplicables a todo tipo de relaciones sociales y presencia en comunidades de las que se quiere extraer algo. Entre las que más me gustan se encuentran la nº45 “:
Ley nº45 – Predique la necesidad de introducir cambios, pero nunca modifique demasiado a la vez.
Las personas son adversas a los cambios continuos y aquí se trata de hacerles valer la capacidad de mejora, no de revolución. Los cambios tranquilos son aquellos que modifican aspectos poco sustanciales y funcionan en el largo plazo.
Ley nº11 – Haga que la gente dependa de usted.
Tener a gente a tu alrededor de la cual puedes extraer cosas porque te deben algún tipo de favor siempre es positivo, no partes de un punto en el que tienes que rogar, sino que te tratan como alguien a quien devolver algo.
Leyes con las que estoy en desacuerdo:
Ley nº29 – Planifique sus acciones de principio a fin.
No creo en la planificación continua como modo de resolver las cosas. Las personas hábiles son aquellas que saben solventar los conflictos que surgen de manera inesperada, no aquellas que pueden dar soluciones a cosas que suceden. La verdadera valía de una persona radica en saber mantener la calma y afrontar las situaciones de tensión cuando haga falta.
Ley nº34 – Actúe como un rey para ser tratado como tal
Creo que esta ley no es aplicable al mundo real. Hay muy pocas situaciones en la vida cotidiana en la que podemos ser catalogados o considerados como reyes.
Entre los ejemplos de contraleyes encontramos la 6, que comenta la necesidad de llamar la atención, frente a la 28, que dice que hay que ser audaz al entrar en acción; y al mismo tiempo con la 38, que dice que hay que comportarse como los demás.
Con respecto a los casos prácticos, durante una temporada estuve en política y muchos de ellos los traslado mentalmente a las situaciones de determinada gente, generalmente la que se podría considerar como negativa. Creo que la mayoría son la perfecta representación del arte de la política y aplicables a cualquier organización en la que se quiera ascender verticalmente, con armas como el desprecio, la ignorancia o el llamar la atención.
La toxicidad se genera como respuesta a un cambio que deriva en conflicto, siendo ese conflicto no aceptado por la contraparte afectada. Existen múltiples perfiles de gente tóxica y yo diría que tienen más que ver con la situación que con cómo es cada persona, pero sí es verdad que los definidos en clase son los mayoritarios.
Un ejemplo de perfil no señalado en clase es el del narcisista: aquella persona que se cree perfecta y que no soporta que le lleven la contraria, que siempre da lecciones sobre cómo se tienen que hacer las cosas o que cree con derecho a descalificar y menospreciar al que contradiga sus decisiones o creencias.
En pocas ocasiones he tenido que actuar como una persona tóxica, pero cuando ha sucedido ha tenido lugar bien para imponer mi criterio o resolver situaciones, o en otras, las que menos, por una mera actitud irracional de difícil justificación.
La toxicidad no es difícil de detectar, en ocasiones la puedes percibir con tan solo cinco segundos al ver la actitud de una persona a la que acabas de conocer, o en otras, requiere de un conocimiento más profundo y que vaya vinculado a valores como una permanente negatividad.
En la imagen superior se puede observar el resultado de mi test de inteligencias múltiples. Aunque no sepa tocar un instrumento, he de destacar mi inteligencia musical porque la música es un elemento omnipresente en mi vida: en 2020 escuché más de 40.000 minutos de música solo en Spotify, el equivalente a prácticamente un mes entero. En cambio, esa función de no saber tocar un instrumento se debe a mi nula inteligencia kinestésica, perfil a mejorar dado que mis capacidades para construir, crear o bailar son completamente nulas.
Por otro lado, me salen resultados parejos en cuanto a las inteligencias lingüística e interpersonal: Siempre me ha gustado leer -aunque en los últimos años sea delante de una pantalla- y llevo muchos años contando historias, aunque sean de no-ficción, a través de mi labor como periodista.
También creo mucho en el papel de las relaciones sociales como modo de tener una vida sana y plena, y es por eso por lo que tiendo a juntarme con otras personas y mejorar mi relación tanto con conocidos como con gente con la que tengo menos vínculo.
Ligado a esto va la inteligencia interpersonal: siempre me ha gustado contar cosas y he sido muy lanzado tanto para exponer, como para interactuar y relacionarme en equipos de trabajo. Es una condición propia, considero que adquirida con el paso de los años como método de supervivencia dentro de la sociedad, y que iría muy vinculada con el papel que cada uno busca tener en la vida.
En cualquier caso, considero que potenciar todas las inteligencias señaladas permite adqurir un perfil multidisciplinar muy válido y que te otorga una mayor visión y capacidad de interpretación del mundo en el que vivimos, y así aplicarlo a todas nuestras circunstancias personales (relaciones, trabajo, etc).
Para la reflexión del blog, se propone revisar los métodos vistos. En la revisión se puede responder cuántos métodos se han empleado, cómo se estaba de acuerdo con la decisión tomada, cómo se podría haber tomado de forma diferente, incluso plantear métodos nuevos no vistos todavía.
Métodos de toma de decisiones
Decisión por autoridad: Una persona acaba ejecutando la decisión final, aunque haya un grupo que aporte ideas o soluciones.
Decisión por mayoría: El grupo discute las ideas, se vota y el resultado mayoritario es el elegido.
Decisión por minoría negativa: El grupo va descartando una opción detrás de otra por impopular. La resultante es la definitiva.
Decisión por ranking: Cada miembro vota todas las ideas en una escala de mayor a menor, y la que más apoyo reciba, se ejecuta.
Decisión por unanimidad: Todo el mundo acuerda que existe una decisión mejor que el resto.
Decisión por consenso: Requiere de diálogo y negociación, y todos asumen que es medianamente aceptable.
Decisión por combinación de ideas: se ponen en común y unifican varias de las propuestas determinadas.
Tal y como se señaló en la clase, todas las medidas que se toman deben contener una fase previa de evaluación para posteriormente evaluar las alternativas existentes, analizar todas ellas junto a la idea principal, aplicarla efectivamente y actuar como corresponde.
Dicha actuación conlleva, al mismo tiempo, una responsabilidad, tanto en la decisión de la puesta en marcha inicial como en su ejecución práctica, donde se asuman las consecuencias que, por lo general, suelen ser consecuencia de las decisiones tomadas durante el proceso de toma de decisiones.
Esa responsabilidad no puede ser eludida, pero sí puede ser delegada si se considera que no se está implicado o ejecutando correctamente.
Otras alternativa existente, poco ética aunque igualmente efectiva en la toma de decisiones, es el no hacer nada y dejar que el tiempo determine las consecuencias, aunque igualmente hay que aceptar la responsabilidad que se derive de estas.
En relación con la lista de métodos expuestos, por lo general los seres humanos tenemos asumidos todos ellos internamente y los aplicamos en función de la situación que consideremos. En mi caso, me reconozco mucho con los métodos de consenso, deliberación o de reacción por suma de vectores dado que considero que tengo un carácter democrático y, por suerte o por desgracia, y enlazado con actividades anteriores, tiendo a intentar conseguir una unanimidad que en determinadas situaciones no se puede dar.
También me he visto reflejado en otras situaciones como la almohada, como método para pensar que ya habrá tiempo de solucionar algo posteriormente que me está generando un conflicto interior y me lleva a un estado de nervios.
Por último, tiendo a utilizar la votación como un método en aquellas situaciones que quiero que salga un resultado a mi favor y a sabiendas de que cuento con una mayoría que legitima dicha situación, como por ejemplo, en cuestiones políticas u organizativas.
Personalmente, me cuesta muchísimo definir qué es el control. Por eso agradezco mucho que en clase se haya definido ese elemento como la “regulación de las acciones de todo elemento de un sistema para alcanzar una referencia”.
No soy una persona que tenga la palabra “control” en su vocabulario diario. Tiendo a ser impulsivo y ejecutor, y pienso poco mis acciones, por lo que su inclusión es algo muy valioso para mí, para así poder prosperar y mejorar en la toma de decisiones propias, en lo que sería el autocontrol tanto interno (para saber sobrellevar una situación) como externo (para no mostrarla externamente).
Considero que entre los factores que influyen está, como casi siempre, el marco espacio-temporal en el que te sitúes, sobre todo asumiendo si este es un conocido u hostil, en el que se encuentran personas cercanas o desconocidos; el contexto en el que se haya definido la acción que da lugar al conflicto que requiere de control; el conocimiento previo que se tiene de la situación o de la persona con la que estamos interlocutando, etc.
En relación con las soft skills adquiridas o modificadas, he de poner en valor el papel de esta asignatura y de su aprendizaje como un punto de inflexión en mis conocimientos y mi forma de ser, dado que todo lo aprendido me permite establecer un nuevo concepto de mi manera de pensar y actuar en determinadas situaciones, tales como el trabajo el grupo, aquellas situaciones en las que haya que delegar, etc.
Probablemente aquellas sesiones que más me han influenciado son las de roles, trabajo en equipo y saber delegar, para aplicarlas en aquellos proyectos que me involucran junto a otras personas, y porque me permiten adivinar o plantear puntos de partida distintos a los que tenía anteriormente -como observar quienes tienen intención de ejercer un liderazgo-.
También me ha permitido poner nombre a dos conceptos que me gustan mucho: las inteligencias múltiples como manera de entender a personas cercanas y a las que conoces más profundamente; y las leyes del poder y ‘black skills’ como elementos necesarios en una comunicación efectiva para momentos en los que hace falta mostrar una versión menos comedida y más efectiva.
De corazón, gracias Alberto y José Luis por haber entrado en mi vida y haber puesto nombre y significado a muchos conceptos que desconocía y otros tantos de los que había oído hablar sin profundizar en absoluto.
En primer lugar, me gustaría remarcar que la actitud del profesor de realizar los grupos en virtud de la afinidad por idioma ha sido un completo acierto, dado que, por poco igualitario que parezca, permite simplificar las conversaciones y contextos y se tiene una actitud más natural con el resto de compañeros al no verse continuamente forzado a explicar determinados aspectos.
Dicho esto, considero que en mi grupo hemos estado cómodos, una vez roto el hielo inicial y al haber establecido una dinámica de trabajo -al ser cuatro personas prácticamente desconocidas entre nosotros (Daniela está en Colombia, Elena y Carlos apenas han venido un día a clase, y yo curso la asignatura de manera presencial)-. Es cierto que pueden darse determinados aspectos que pueden generar sensaciones de incertidumbre o incomodidad entre los participantes, pero yo no me vi reflejado en ellos, al estar habituado a mantener conversaciones con desconocidos. En mi caso, creo que estuve bastante cómodo durante toda la actividad, con la salvedad de los primeros instantes, cuando se determinaron los distintos roles de equipo, y a sabiendas de mi posición habitual, decidí observar de manera pasiva las decisiones que tomaban el resto de participantes.
En relación con lo que más me gustó de la actividad, es la capacidad que tiene ésta de generar sinergias y permitir conversaciones entre gente que está a distancia, es decir, es una perfecta dinámica de grupo para conocer a los compañeros, aunque creo que hubiera encajado bastante más en la primera o segunda clase de la asignatura, cuando todos somos desconocidos entre nosotros.
Sobre qué mejoré yo con la actividad, creo que es fundamental aprender a respetar los roles del resto y observar su actitud, proactiva o pasiva, en determinadas circunstancias para así actuar en consecuencia. Decidí adoptar dicha actitud al conocerme a mí mismo y creo que el trabajarla contínuamente permite adaptarse a determinadas circunstancias o situaciones en las que se requiere de un camuflaje o cambio de hábitos para cumplir el objetivo que se plantee.
Teniendo en cuenta los roles estudiados como en el caso de Belvin, que me indicaban que yo tendía a tener perfiles de impulsor, motor o coordinador de equipo, creo que una vez más volvieron a reflejarse cuando decidí tomar las riendas al haber solo una persona (Carlos) que decidía interactuar de manera continuada y afrontar cierta toma de decisiones. Por ejemplo, él fue quien decidió que visitásemos los museos vaticanos, cediendo yo mi parte de liderazgo para no adquirir demasiado protagonismo. Situación parecida se dio a la hora de dividirse el trabajo para pintar el cuadro, cuando planteé un modelo de trabajo que el resto siguieron sin problema, aunque es verdad que la libertad creativa que ofrecía dicho ejercicio permitía a todos ser más flexible.
En el caso del test de los roles de equipo, muestra una definición de mis roles tendente a ser tanto innovador como motor o finalizador.
En el caso del test de Balbin, los resultados indican que mi perfil se acerca más al de impulsor, seguido por coordinador.
Construcción del perfil
Es cierto que los resultados ofrecidos por ambos tests, aunque no sean coincidentes, sí que muestran un reflejo de lo que creo que soy. Considero que dispongo de un perfil polivalente que, dependiendo de la situación, puede adquirir un papel u otro, motivo por el cual estos tests no tienen por qué ser completamente precisos entre sí dado que las preguntas son distintas.
Sí creo que dispongo de un claro perfil de motor e impulsor de un equipo, al siempre ser una persona que trata de sacar adelante el trabajo como sea, incentivando la participación del resto de miembros o, en caso de no ver respuesta, promoviendo yo mismo el siguiente paso e incluso trabajando individualmente si fuese necesario.
Es cierto que tengo un carácter innovador, pero creo que esa definición tiende a ser un perfil bastante más creativo que todavía no he desarrollado lo suficiente, motivo por el cual mis posibles innovaciones van más ligadas a conocimientos que yo ya he desarrollado o aprendido y que trato de poner en práctica.
Liderazgo de Goleman
Destacar uno de los seis tipos de liderazgo de Goleman que más se pueda adecuar al perfil que se ha construido en el punto anterior.
Una vez realizado el test, creo que el liderazgo “visionario” es el que más se acerca a mi manera de ser. Este liderazgo, que trata de aportar una visión clara y emocionante a los subordinados, se basa en la motivación del equipo, elemento que yo creo indispensable en el buen funcionamiento de los mismos y que trato de aplicar cuando desarrollo cualquier proyecto.
A ese respecto, considero que el liderazgo visionario tiene que contener pequeñas dosis de idealismo o incluso utopía: creo que los líderes de este tipo tendemos a asumir escenarios que, aunque puedan ser improbables, permiten generar enormes dosis de motivación en los grupos de trabajo, y aunque el resultado final suponga una bajada de las expectativas iniciales, sí que permitirá alcanzar el objetivo inicialmente propuesto, que estará por debajo de dichas expectativas idealizadas.
Mejorar los resultados y alcanzar objetivos tiene que ver con tres aspectos fundamentales, controlar el juego externo, el juego interno y tener la determinación para seguir jugando. Ambos aspectos fueron inicialmente tratados en el tesis. Estos conceptos surgieron inicialmente en el deporte y han tenido especial relevancia en el tenis.
André Agassi
Inicio
Agassi era un niño prodigio del tenis. Su padre le obligó a jugar desde que era bien pequeño: primero, mediante horas de entrenamiento siendo un niño; luego, siendo adolescente, yéndose de casa a una academia de tenis con metodología militar; y finalmente, dedicándose de manera profesional a la raqueta. La exigencia de su progenitor era continua, tal y como indica en su autobiografía “Open”: “No es que la perfección sea la meta en nuestra casa, es que es la ley. Si no eres perfecto, eres un perdedor. Un perdedor nato”, indicaba.
Primera caída
Su llegada al tenis mundial fue fulgurante: a los 16 años entró en el ranking ATP y su figura se hizo muy conocida, tras jugar con McEnroe y ganar torneos como el de Itaparica. Sin embargo, no encontraba la motivación para jugar y su respuesta fue un estallido adolescente: comenzó a tontear con las drogas y el alcohol, se puso un ‘look’ mohicano para disimular la caída de su cabello y llegó a disputar un torneo en vaqueros. Los focos no ayudaban: los medios empezaban a cuestionar su tempranera calvicie y Agassi empezaba a sentir la frustración en su interior y en su juego. Los resultados empezaron a ser muy malos y la comparación con tenistas contemporáneos no ayudaba.
Recuperación y segunda caída
Dejó al entrenador con el que llevaba desde la adolescencia y su nuevo entrenador, Brad Gilbert, que sin saberlo se convertiría en una figura paternal cercana, se centró en el aspecto psicológico antes que en los resultados: ““Tienes que sufrir. Tienes que perder un montón de partidos muy igualados. Y, entonces, un día,ganarás un partido muy igualadoy los cielos se abrirán y tú saldrás adelante. Necesitas ese primer paso, esa abertura del cielo. Después, nada te impedirá ser el mejor jugador del mundo”. A Agassi le costó asumir este papel y continuó perdiendo, hasta que llegó un partido menor, segunda ronda del torneo de Toronto de 1994, frente a un rival con el que había perdido varias veces de manera consecutiva. Y sin embargo, tras mucho esfuerzo, ganó aquel partido por 9-7 en el tie break del tercer set.
“Este es el partido que tú me dijiste que ganaría, Brad. Este es el partido que tú me dijiste que marcaría el cambio”. Gilbert le respondió la siguiente frase: “Muy bien, Pequeño Saltamontes. Dar cera, pulir cera”. Agassi volvió a ganar. Tras ese partido, encadenó múltiples victorias seguidas, ganando incluso el Open de EEUU de 1994. Adquirió la suficiente confianza como para raparse la cabeza y continuó ganando incluso a los rivales que le criticaban en las ruedas de prensa, hasta llegar al número uno de la ATP de nuevo. Su segundo declive se da contra Pete Sampras en la final del Open de EEUU de 1995. Un año después, tras acumular múltiples derrotas, le descubren drogándose con metanfetamina.
Nuevo comienzo y la vida que eligió
Su divorcio de la que entonces era su mujer y posterior su boda con Steffi Graf, la mujer de sus sueños, vuelven a encaminar su vida. Agassi volvió a ganar torneos y recuperó el número 1 del ranking en 1999 y 2003, y conquistando Roland Garros en 2001. La edad no perdonó a su juego y en 2006 anunció su retirada.
Tiger Woods
Con solo dos años, un joven Woods mostraba en el show de Michael Douglas un swing perfecto. A los 12 llevaba más de 10.000 horas entrenadas. Con 21 ganó el Másters de Augusta: una proeza hasta ahora inalcanzada por alguien tan joven. Woods forjó a principios del siglo XXI un icono único hasta entonces: miles de afroamericanos veían en él una figura única y su imagen era muy atractiva para marcas y patrocinadores. Había nacido una estrella. Woods se hizo multimillonario.
Y sin embargo, unos cuantos años después, en 2009, se descubrió que su vida personal era un cúmulo de mentiras e infidelidades: Tiger era adicto al sexo y había forjado una red de manipulaciones que, de repente, le estallaron en la cara.
Asumió sus mentiras públicamente, se divorció, acudió a terapia y comenzó a atender más contínuamente a sus hijos. Previamente a eso acumulaba múltiples lesiones en sus piernas: dos roturas en la tibia y sin ligamento anterior en la rodilla habían convertido su físico en un fino cristal. A eso se sumaron los dolores de espalda, cóctel que le llevó a hacer unos números lamentables durante varias temporadas.
Woods se operó tres veces de la espalda entre 2014 y 2015. Hasta entonces había intentado volver al ranking profesional pero su lamentable juego y los dolores de espalda le hicieron parar en varias ocasiones, llegando a afirmar que “mi juego y mis resultados no son aceptables para un torneo” y confirmando su retirada temporal hasta alcanzar un nivel digno.
En 2017 fue detenido tras conducir bajo un fuerte cóctel de opiáceos que podría haber significado su muerte. Se declaró culpable y volvió a los torneos, mejorando progresivamente sus resultados hasta que el 23 de septiembre de 2018 gana el Tour Championship, volviendo a sonreir. Vuelve al equipo nacional estadounidense y en 2019 vuelve a ganar el Masters de Augusta, la casa que le vio nacer como estrella 22 años antes. Su golf resucitó.
Conclusión
Ambos ejemplos son muestras de cómo el alcanzar resultados y llegar a cumplir los objetivos necesitan de la triple alianza de elementos comentada al inicio del post. Especialmente significativa es la determinación para seguir jugando: ambos jugadores podrían haberse retirado en múltiples ocasiones, pero siguieron hasta volver a alcanzar la gloria. Es lo que diferencia a los campeones de los corrientes, su persistencia.
Ambos bajaron a los infiernos para darse cuenta del valor de sus vidas. Requirieron de terapias psicológicas para controlar su juego interno y recuperarse mentalmente, a la vez que trabajaban el aspecto físico: Agassi ganó cuatro kilos de masa muscular al cambiar de entrenador mientras que Woods requirió de varios pasos por el quirófano para poder doblarse antes de hacer un swing. Tanto la parte física como la mental es fundamental para lograr el éxito deseado, pero ambas requieren de la determinación para completar el proceso.
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